viernes, 11 de mayo de 2012

La mente desquiciada, que conserva la atadura moral, es dos veces desquiciada. La verdad implica una anagnórisis religiosa, capaz de enfrentar el ser a la nada, a su sinfín de acciones perturbadoras.


Garcin se encoje en una nuez.
Esquiva las balas, se defiende cobarde en la pasividad de sus ideales.
Nicho perturbado por perfumes baratos.
Manchas santas sobre jadeos nocturnos.
Garcin se somete al níveo gusano que engulle el cerebro.
Ahora lo ves y ahora se pierde pidiendo silencio.


Cesar Dominguez para "A puerta cerrada"


No hay comentarios:

Publicar un comentario