domingo, 22 de marzo de 2009

REM



Movimientos-Oniria-Lenguaje


Sueño y realidad, ensoñación y despertar, son todos partes de un mismo proceso, no muy bien aclarado, pero útil para el hombre.
Seres que giran alrededor de un círculo, en sentido contrario a las agujas del reloj, casi se tocan, se espantan, son vulnerables, son victimas y victimarios. ¿De quien? …de ellos mismos, de sus fantasmas.
El proceso onírico expone el inconsciente, expone aquello que permanece atado, reprimido. Expone el olfato nauseabundo y las ganas de “no”.
¿Cómo huir de nosotros mismos? Si somos nuestra propia carga, en la carga de nuestros hombros.
¿Cómo huir de los miedos y pesares?
Tal vez reinventándonos, tal vez creando un simulacro de la realidad, una exacerbación encarcelada, circular, repetitiva y absurda.
Un mundo en donde las palabras aíslen la agonía del alma.
Un universo que nos cobije en la rimas de un cuento.
¿Y si no lo logramos?
¿Y si las ráfagas de ambos mundos se conectan?
¿Y si de pronto veo cruzar los sueños ajenos?
¿Y si ahora son nuestros?
¿Y si el amor?
¿Y si el servil objeto de deseo?
¿Y si la lucha intrincada de los sexos?
¿Y si se rompe la hoja del libro de cuentos?
¿Y si aquel libro es invadido por libros pequeños?
La palabra es usada como un código más de aislamiento, pues el código es cifrado entre ellos, pero no hay traducción al código ajeno.
La palabra también perturba y construye un mantra, en donde acciones repetidas y frases usadas una y otra vez, crean una burbuja sonora y visual, capaz de amortiguar la psiquis y bloquear nuevos estímulos. Aunque tal vez podría aceptarse, que el trance buscado por los personajes los hace sensibles a otras regiones del universo.
Usamos el absurdo entonces como camino mántrico que lleva a los personajes a la percepción de sus sueños más profundos. En esta última frase quiero referirme, a que si bien la visión de los sueños del otro es espontánea, también es cierto que la repetición de palabras o frases hace que la psiquis baje su nivel energético y se ubique en un estado receptivo particular
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Cesar G. Dominguez

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